La lírica popular
Desde finales del
siglo xv muchas de estas composiciones fueron fijadas textualmente e incluidas
en los grandes Cancioneros de los siglos xv y xvi.f
La lírica popular
castellana comparte una serie de elementos que resultan una constante en la
expresión literaria de diferentes tradiciones europeas, de ahí, por ejemplo,
que muchos de sus textos recuerden a las cantigas de amigo gallegoportuguesas.
Los contenidos,
casi siempre vinculados al amor (la muerte por amor, la pena por la separación,
etc.), se centran en motivos tales como la descripción de la mujer (por
ejemplo, fijándose en sus cabellos, muchas veces símbolo de virginidad), las
localizaciones en ámbitos naturales donde hay agua (que simboliza la cita
amorosa y el erotismo) o flores (también de simbología sexual), o con la
presencia del aire o el viento, símbolos de la comunicación amorosa.
En muchas
ocasiones, la voz lírica es una voz femenina, que lamenta ante un confidente
(generalmente la madre, la hermana, la amiga o la naturaleza) la distancia
respecto al ser amado por motivos que abarcan la ausencia, la pérdida o el
duelo.
Derivados de esos
contenidos, es posible aislar una serie de temas frecuentes en la lírica
popular: el amor y la naturaleza, entrelazados y confundidos; la niña enamorada
que no quiere ser monja; el elogio de la propia belleza por parte de la voz
lírica femenina; el rechazo del matrimonio; los malos que enturbian la relación
amorosa; la caza de amor; etc.
Formalmente,
suelen ser composiciones breves, de dos a cuatro versos de arte menor
(habitualmente, de seis a ocho sílabas), irregulares y con rima asonante. Dada
su raigambre oral, son muy ricas en recursos fónicos (repetición de vocales,
disposición regular de los acentos, etc.) y paralelísticos.
En cuanto a su
forma estrófica, hay predominancia de los pareados, tercetos, cuartetas, etc. A
veces, presentan una glosa que desarrollan o bien desdoblan el estribillo, con
una narración más objetiva. El villancico es la estrofa característica: dos o
tres versos, variables silábicamente aunque preferiblemente de ocho a seis
sílabas, y con un esquema rítmico abb. Se estima que existieron en Castilla
desde el siglo xiii.
También del
zéjel, composición poética de origen árabe, hay ejemplos en las Cantigas de
Alfonso X, en el Libro de buen amor y en varios poetas cultos del xv, como Juan
Álvarez Gato y Gómez Manrique.
Estilísticamente,
la expresión es sencilla y elemental, reflejando una actitud emocional ingenua
y misteriosamente irracional; hay una ausencia casi total de metáforas,
prefiriéndose las imágenes visuales que denotan impresiones directas de una
realidad exterior frecuentemente subjetivizada y cargada de un simbolismo
ancestral; por último, la expresión de los sentimientos amorosos se realiza de
forma abierta, patética, con énfasis y de forma reiterada.
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